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Sobre la forma y su efecto sobre el alma humana.
Fragmentos de la segunda
conferencia del ciclo
"Símbolos y Números Ocultos" de Rudolf Steiner.
Nueve
conferencias dictadas en Stuttgart en 1907.
[…] Siempre que los seres humanos crearon alguna cosa, si la misma comprendía
algo oculto, era creada con algún objeto y revestía para las almas humanas
un determinado significado. Recuerden ustedes los templos y las catedrales
góticas, recuerden las características tan singulares de estas construcciones
que surgieron en la Edad Media y que fueron extendiéndose por toda Europa.
El estilo en el que han sido construidas estas iglesias, lo que en ellas
se expresa, es algo bien singular.
Piensen en esa cúpula empinada, que se compone de dos pares, y cuyo
efecto se despliega en todo el ambiente de la construcción; el hecho
de que toda la edificación fluya hacia lo alto, que sus pilares y columnas
revistan ciertas características, son aspectos que nos llevan a pensar
que una catedral no ha sido construida para la mera satisfacción de
necesidades externas y que una construcción de este tipo no ha sido
construida simplemente por el ansia de crear una casa para Dios que
expresara esto o aquello. ¡Oh, no!, ¡de ninguna manera! Al arte gótico
lo sustenta algo más profundo.
Quienes proporcionaron las primeras ideas para las construcciones góticas
conocían sobre el ocultismo, e inclusive eran, hasta cierto punto, iniciados.
Cuando generaban este tipo de construcciones, estos estilos, los grandes
guías de la humanidad perseguían fines específicos.
Los templos y las catedrales góticas generan impresiones bien específicas
en las almas de quienes en ellos ingresan.
Cuando nos encontramos bajo esas cúpulas enormes, en medio de las columnas
que buscan elevarse, sentimos como si ingresáramos a un bosque. Una
estancia en ese lugar tiene un efecto totalmente distinto sobre el alma,
que si uno entrara en una casa común o en una construcción que tiene
una cúpula renacentista o una cúpula románica.
De cada forma se desprende cierto efecto.
La gente común no tiene un registro consciente de lo que se despliega
en su alma cuando a su alrededor se presentan formas como estas. Y,
lo que allí sucede, varía de acuerdo a la constitución de su entorno.
Muchas personas creen que el materialismo de nuestra era moderna proviene
de la abundante literatura materialista que nos rodea. Pero el ocultista
sabe que la influencia de ese hecho es mínima.
Aquello que ve el ojo humano es mucho más importante, porque influye
sobre procesos del alma que se desenvuelven más o menos inconscientemente
y tiene una repercusión eminentemente práctica. Cuando la Ciencia Espiritual
llegue verdaderamente a ingresar a las inmediaciones del alma, este
efecto también repercutirá en la vida pública.
Muchas veces he señalado que en la Edad Media, en cada uno de los objetos
que se veían en las fachadas de las casas a derecha e izquierda de las
calles, se encontraba la impronta de quien los había realizado.
Cada objeto, todo lo que rodeaba a los seres humanos: cada cerradura,
cada llave, en cada partecita estaba corporalizada el alma de quien
lo había realizado. Todo había sido hecho con amor.
Piensen en un momento en la alegría que sentía cada artesano al realizar
cada una de sus piezas y cómo integraba su alma en su realización. En
cada pieza había una poco de su alma. Y allí donde la forma exterior
posee alma, esas fuerzas anímicas también fluyen hacia quien mira y
admira la forma.
Comparen esto con una ciudad de la actualidad. ¿Dónde encontramos hoy
que las cosas tienen alma? Por aquí vemos una zapatería, más allá una
carnicería, luego una taberna, y podemos seguir así enumerando comercios
que se suceden. Piensen en el arte publicitario; ¿qué efectos produce?
Tenemos un arte publicitario que deja mucho que desear. Todos, jóvenes
y ancianos, pasamos frente a un mar de creaciones, que en el subconsciente
activan todo tipo de fuerzas anímicas negativas.
[…] Y vean por un momento las ediciones de historietas, ¿qué es lo que
se está ofreciendo en ellas? Esto no se trata de una crítica, sino de
una enumeración de hechos. Porque todo esto genera un torrente de fuerzas
en las almas humanas, que guían a las personas en una dirección que
está temporalmente condicionada. Quien estudia Ciencias Espirituales
sabe cuánto significa que el ser humano viva en uno u otro mundo de
las forma.
Al promediar la Edad Media, en el territorio que se extiende a lo largo
de las orillas del río Rhin, surgió un movimiento religioso muy singular
[…] Y ¿saben de dónde se originó esa profundización y esa interiorización
del sentir, esos sentimientos tan piadosos, que buscaban unirse con
las divinas fuerzas esenciales? Ellos fueron educados por las catedrales
góticas con sus elevadísimas cúpulas, sus pilares y sus columnas.
Eso fue lo que cultivó a estas almas.
Tan poderoso es el efecto de lo que se ve. Lo que ve el ser humano,
lo que es vertido en el interior de su alma desde su entorno, se transforma
en fuerza. A partir de allí se auto-educa, y esto llega hasta su próxima
encarnación.
Observemos todo detallada y esquemáticamente.
Un estilo de construcción no es algo que se inventa, es algo que nace
en una época y a partir de los grandes pensamientos de los iniciados;
ellos son los que lo vierten en el mundo.
Las almas humanas absorben algo de la fuerza espiritual que vive en
estas formas de las grandes construcciones.
Aquello que ha sido adsorbido por el alma mientras miraba la construcción,
su forma -por ejemplo la gótica-, vuelve a expresarse en el ánimo moral
de las almas y surgirán almas fervorosas que elevarán su mirada hacia
lo alto.
[…] De esta forma en las almas humanas se coloca el germen para futuras
épocas de la humanidad.
[...] Porque de acuerdo con lo que ustedes piensan y sienten, forman
su cuerpo.
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